26.8.14

Red Noise 2. - Una especie de Dios {Yaoi}

Hop. Pues nuevo capítulo de Red Noise que lleva colgado la tira pero no se me había ocurrido ponerlo aquí...
No sé si a alguien le agradará el yaoi o realmente resulta incómodo. Espero que alguien lo lea por lo menos ~. Y si a alguien no le gusta el género, lo advierto ya que paséis a la entrada siguiente ♥.

2. Una especie de Dios

“Lo siento mucho, Syo-kun”. Aquellas palabras provenientes de la voz grave y madura de aquel desconocido brincaba por los pensamientos el moreno. Como si de una grabadora en repetición se tratara, no paraba de escucharlo, cada vez más y más lejos. A la vez que agradable, se sentía terriblemente extraño. No estaba despierto, pero tampoco parecía estar dormido; en su lugar, sentía como si su cuerpo estuviese flotando en la nada, totalmente entumecido, acariciado una brisa fresca y apacible. A pesar de lo que había pasado, todo era demasiado agradable como para ser cierto.
“¿Estaré muerto, entonces?”, pensó el joven de 20 años, a la vez que notaba que sus músculos comenzaban a calentarse, a latir, a volver a lo que eran. Y, poco después, la luz se hizo en los ojos amarillentos de Syo, mientras resonaba The beginning de ONE OK ROCK.


~


-¿¡EH!?- Exclamó el muchacho, sobresaltado, incorporándose rápidamente en la cama dónde estaba, de sábanas azuladas y llena de cojines de diferentes colores y peluches. Se encontraba en su cama, definitivamente, estaba en su casa también. Aquel era su piso de escasos 70 metros cuadrados, con su decoración muy sobria y occidental, con únicamente un par de habitaciones, un salón, una cocina y un baño. Y aún resonaba haciendo un sonoro eco en todo el cuarto aquella canción, cuyo origen buscó ansiosamente. Venía de su móvil, que estaba en la mesilla de al lado de la cama. Fue a alcanzarlo con la mano, pero viéndose rodeado de peluches chasqueó la lengua con fastidio y los quitó de en medio, descolgando el teléfono.


-¿Sí?- Respondió con voz adormilada, frotándose los ojos, aún sentado en la cama.
-SYO-CHAN~- Gritó desde el otro lado de la línea una voz aguda y molesta, haciendo que por un momento el muchacho se apartara el móvil del oído malhumorado, alarmado por el gran susto.
-¿¡Qué quieres, Shinobu!?- Respondió el chico al borde de un ataque de nervios, tocándose el corazón latente con la mano sobrante.
-¡No me grites, jo~! Yo quería darle una sorpresa a mi adorable hermano menor. ¿Te ha gustado como he decorado la cama con peluches? Es que te veía tan adorable y plácido durmiendo que pensé que te vendrían como anillo al dedo. Era como ver un peluchín rodeado de...
-¿¡Pero cómo me puede gustar que me ahogues con tus estúpidos peluches y después me llames a gritos!?- Le cortó Syo, desesperado por el comportamiento de la chica.
La que estaba en la otra parte de la línea era su hermana, Shinobu Fujioka. A diferencia del poco popular y solitario Syo, ella era una explosión de energía y optimismo con la mentalidad de una niña de tres años. Hacía un par de meses que había cumplido veintiséis, pero ella seguía diciendo que tenía eternamente diecisiete. Igualmente, Shinobu atraía a todo el mundo con su simpatía y su aspecto despampanente, con su cabello negro y corto, pero femenino, y sus preciosos ojos verdes azulados. Era una belleza que podría haber sido modelo perfectamente, pero en su lugar trabajaba como militar y estaba sólo un par de horas al día en la casa para pasar tiempo con su hermano. Igualmente, aunque Syo la llegara a odiar, ella lo adoraba.
-Venga, sólo quería darte una sorpresa~. Ayer debiste venir pronto a casa y te encontré con la ropa puesta en la cama tirado. Te tuve que cambiar de ropa y acostarte para que durmieses bien, ¡há!- Siguió hablando la chica con aquel tono que tanto le exasperaba a su hermano. Un escalofrío recorrió la espalda de éste, al darse cuenta de que estaba con su pijama en ese momento.
-No me digas qué....- Comenzó a decir. Y entonces se dio cuenta de algo. No se había percatado hasta ese instante, pero con el último que había estado esa noche era con ese extraño chico. Se había desmayado y no recordaba nada más. Syo se estremeció, intentando evitar sonrojarse, al recordar aquel beso. Pero su hermana le devolvió a la realidad, mientras le llamaba repitiendo un molesto “Syo-chan”. El gesto del chico volvió a cambiar a uno arisco.
-¿¡QUÉ!?- Gritó. Shinobu bufó con un tono infantil.
-¡Sólo te decía que son casi las diez de la mañana y tus clases son a las diez y media, tonto!
Syo se quedó quieto unos instantes, hasta que elevando la voz alarmado, se levantó de un salto de la cama.
-¡Mierda, mierda, mierda! Te cuelgo Shin, cómo no vaya a buscar a Mizuki me matará.- Y sin dar tiempo a responder a su hermana mayor colgó el teléfono, dejándolo a un lado y vistiéndose rápidamente. De camino a la Universidad siempre pasaba por la puerta de su mejor amiga para ir juntos, y siendo lo inteligente y buena estudiante cómo era Mizuki, si llegaba tarde no se lo perdonaría en la vida.
Se puso lo primero que vio: Unos vaqueros rotos, unas botas militares negras, una camiseta gris clara y por encima una camisa abierta a cuadros roja. Cogió su mochila, sus pertenencias y salió corriendo de casa. Pero aunque pareciese que todo lo que había pasado la noche anterior se hubiese esfumado de su mente, en realidad seguía demasiado preocupado. ¿Quién era ese tipo? ¿Qué le había hecho? ¿Era él quién le había llevado a casa? Todo era demasiado confuso. Pero quizás había sido un sueño, una ilusión. Quizás le habían echado algo en una bebida, o quizás simplemente había sido todo un espejismo.
Sí, debía haber sido eso. Porque, si ese hombre en realidad existía, no podría ser ni humano. Ese aroma no era humano, ese aroma que aunque hubiese sido una fantasía era demasiado real.




~


-¡Te he pedido perdón, Mizuki!-Exclamaba el muchacho, que caminaba justo detrás de su mejor amiga. Estaban en los pasillos de la universidad, llegaban justos de tiempo pero aun así la pelirroja fruncía el ceño con molestia. Ella se había arreglado aquella vez con unos pantalones cortos, una camiseta rosa de manga corta y unas deportivas, a parte de llevar una coleta alta y el flequillo recogido como era costumbre. Estaba enfadada, notablemente enfadada, y Syo lo sabía perfectamente; por eso no había parado de pedir perdón en todo el trayecto de los jóvenes, teniendo como respuesta de la joven nada más que silencio. Pero aquella vez, y estando justo en frente de la puerta, la muchacha se giró bruscamente, haciendo que el chico de poca estatura parara en seco.
-¡Está bien! Te perdono.- Dijo la muchacha, con cierto tono infantil.- Pero la próxima vez que llegues tarde, te prometo que te asesinaré cruelmente.- Y, después de eso, se volvió a girar con un tono molesto, abriendo la puerta. Syo quería replicarle y decirle que no era para tanto pero en aquellos momentos se tragó su infinito orgullo y esbozó una mueca de exasperación en su rostro, dejando salir un sonoro suspiro. Agachó la cabeza y avanzó, lo justo para chocarse con su mejor amiga que se había parado en seco.


-O-Oh... ¡L-Lo siento por llegar tarde!- Exclamó la chica, inclinándose lo suficiente para que el moreno pudiese ver.
“¿Ya ha llegado el profesor de Literatura alemana? Si ese tío siempre llega tarde”, pensó Syo con un tono despreocupado hasta que notó aquel aroma. Aquel dulzón y atrayente aroma que le hicieron abrir los ojos con un gesto de horror. E inmediatamente le vio a él allí. Apoyado en el escritorio, delante de una multitud de gente en grupos que le miraba.
Porque ese no era el viejo con peluquín que les impartía Literatura Alemana. La persona que estaba allí, apoyada en la mesa y leyendo un libro era aquel chico de la otra noche. El hombre de cabello blanco y ojos verdosos de The Only One. Aquel extraño ser que, se suponía, era objeto de la imaginación de Syo.
-No puede ser...- Susurró el chico, dando un paso hacia atrás. El hombre miró a ambos chicos que estaban en la puerta, con un gesto serio y agradable. Pero no era sólo eso, si no que Syo pudo ver como éste, por unos instantes, perdía la compostura para esbozar el mismo gesto que el muchacho de ojos dorados.
El albino sonrió levemente, sacudiendo la cabeza.
-Para nada. He sido yo el que ha llegado pronto. Sentaros, antes de comenzar la clase quiero presentarme.
Mizuki parecía extasiada. Pero todos estaban extasiados con la belleza física y el aura del profesor. La pelirroja asintió enérgicamente, agachando la cabeza y caminando rápidamente hacia su sitio. Por su parte Syo avanzó intentando parecer despreocupado, metiendo las manos en los bolsillos, ajustándose su camisa roja y con un gesto de indiferencia. Pero aunque intentara aparentar aquello, estaba demasiado nervioso. Todo su ser latía con fuerza.
Al pasar por delante del profesor, éste le paró poniendo una mano en su hombro, haciendo que Syo se descompusiera totalmente, volviendo a su anterior mueca de terror. Si todo lo que había pasado era realmente cierto, aquel hombre le había besado, y después de eso no recordaba nada más. Quizás le había drogado. Aunque lo más inquietante era que hubiese aparecido en su cama como si nada. Syo le miró, tragando saliva, mientras éste clavaba sus ojos verdes en los del moreno. Parecía que todo iba a explotar en esos instantes.
-.... Tienes la mochila abierta.- Dijo finalmente el profesor, haciendo que el menor le mirara con incredulidad, arqueando una ceja pero aliviado.
-Oh, gracias...- Susurró sin más el joven, avanzando rápidamente hacia su asiento y sentándose en éste, justo a su lado estaba Mizuki, que le miró emocionada.
-Es muy guapo. Y muy atractivo. ¿Qué te ha dicho? Dime, dime.- Comenzó a susurrar. Parecía una niña en una juguetería. Syo se cruzó de hombros y la miró, intentando parecer desinteresado y encogiéndose de hombros
-Yo que sé. No voy a opinar, soy un hombre. Y sólo me ha dicho que tengo la mochila abierta.
Mizuki frunció el ceño y volvió a su sitio, volviendo a mirar al profesor. Pero todas las chicas de su clase estaban igual, todas cotilleaban y le observaban con deseo. Syo se sentía terriblemente incómodo.
Y, por fin, el profesor avanzó un par de pasos hacia la clase, con un tono amigable pero calmado y serio.
-Me presento. Soy Erik Diefenbach. Vuestro profesor de Literatura Alemana está de baja temporal, así que yo seré el sustituto. Para los curiosos sí, soy Alemán. Pero como véis hablo perfectamente japonés, así que no tendremos ningún problema. Antes de nada, quiero aclarar que no voy a ser un profesor distante, así que podéis venir a preguntarme cualquier cosa. Estaré encantado de aclarar cualquier duda, y conseguiré que Literatura Alemana sea vuestra asignatura favorita.- Y, tras soltar su pequeño discurso, sonrió levemente, haciendo que prácticamente todas las chicas se sonrojaran y gritaran, haciendo que Syo quisiera que la tierra le tragara. “Menudo pedante”, pensó.
~

“Erik Diefenbach... a saber si es su nombre real si quiera”, pensaba Syo mientras escribía en una hoja de cuaderno una redacción sobre Goethe, su autor alemán favorito. El profesor les había mandado como tarea escribir su opinión sobre un autor, algo que para el moreno era burdo y simple. Elevó su mirada a dónde estaba Diefenbach. En ese momento el albino se encontraba en la mesa del profesor, sentado y tecleando incesante en su portátil negro.
“Es atractivo...”, pensó. Aquel aroma del mayor le embriagaba como a cualquiera de sus compañeras. Sacudió la cabeza, intentando alejar esos pensamientos de su cabeza. No podía pensar en esas idioteces, él era un chico y el profesor otro hombre, y para él era imposible. Además, sabiendo lo que había pasado no se fiaba ni un pelo. Únicamente tenía un extraño atractivo, nada más. Pero aun así, y aunque lo intentara negar con todas sus fuerzas, aquel extraño le resultaba extrañamente interesante; quería saber de él. Pero de todas formas sentía, por alguna razón, que había algo mal con él. Algo que no sabía ni se imaginaba.

El estridente sonido del timbre que marcaba el final de la clase sonó. La siguiente hora era libre, así que cómo era costumbre la pasaría con Mizuki en la cafetería. Syo se levantó del sitio, dejando su mochila allí y cogiendo su teléfono móvil de uno de los bolsillos. Con su redacción en mano, avanzó hacia el profesor, notando como cada paso era como acercarse al mismísimo infierno. Se puso delante del albino, mirándole con un semblante orgulloso y fuerte, y le dio el papel con una mirada desafiante.
-Hasta mañana.- Susurró el moreno, agachando la cabeza, dispuesto a salir de clase y allí esperar a su mejor amiga. Pero la mano del mayor posándose en su hombro lo paró, haciendo que por la espalda de éste recorriera un escalofrío.
-Qué poco aseado es entregar una redacción en una hoja de cuaderno...- Dijo el mayor con cierto tono burlón.- Eres Syo Fujioka, ¿verdad? Quiero hablar contigo en ésta hora.- Siguió diciendo, mientras Syo se giraba violentamente, quitando la mano del profesor de su hombro, quedándose cara a cara con él. El resto de los alumnos se quedaron mirando, incluyendo las miradas celosas de las compañeras de clase del menor.- Es sobre tu redacción, hay algunos puntos que quiero aclararte.
Y, como si fuese un soplo de tranquilidad, el flujo de gente circulando siguió, hasta que la clase se quedó vacía con únicamente los dos hombres allí. El moreno de corta estatura y el alto albino, cara a cara. Syo tragó saliva, sin saber si hablar primero o dejarle hablar. Pero el otro tomó la iniciativa. Pasó de un semblante serio y frío a una leve sonrisa casi burlona.
-Ya decía que me sonabas de algo. ¿Estabas ayer en The Only One? Estabas muy borracho y te fuiste a casa poco después de que empezara el concierto. Es una pena, Wild Century eran muy buenos y...
-Yo no bebo.- Respondió cortante, con los puños cerrados, el menor. Le desafiaba con la mirada, combatiendo el efecto que Erik tenía en él.-Di la verdad, Diefenbach. ¿Qué me hiciste y qué pretendes?
El profesor se quedó callado, inmutable, frío como el hielo bajando la mirada. Syo notaba que había dado en el clavo, pero que no sabía cómo reaccionar a aquello.
-No te hice nada, Fujioka.
-¡Lo hiciste! ¡Deja de negar lo evidente! Quién te crees que eres, ¿una especie de Dios?- Bramó en voz alta Syo. Estaba harto de que le negara lo evidente. Le estaba intentando manipular, lo notaba. Y odiaba que le tomaran por imbécil, que por su estatura o por su aspecto poco adulto pensaran que era idiota. No iba a permitirlo.
Pero Erik estaba aún inmóvil. No sabía cómo responder, ni cómo reaccionar al genio del menor. Y en vez de negarlo de nuevo, sonrió burlonamente.
-Creo que me he quedado sin argumentos. Yo...- Comenzó a decir el mayor... pero paró en seco. Abrió los ojos con sorpresa, clavándolos en Syo, y extendió el brazo hacia un lado. Syo le miró con incredulidad, extrañado, sin saber ni qué hacía. Pero antes de que si quiera pudiese plantearse qué iba a hacer, el brazo extendido de Erik se transformó en una gran garra de color rojizo granate, rompiendo incluso su camisa blanca. Una garra que parecía la de un demonio. El menor ni pudo preguntar qué narices era eso, porque notó un movimiento de tierra. Una sacudida, un terremoto, que hizo que Syo cayese al suelo. Y entonces, en un rápido desplazamiento, el mayor avanzó hacia él con su garra en posición de ataque.
Syo estaba asustado, aterrorizado por el mayor. No se imaginaba que era si quiera aquel hombre, si era humano, pero iba a por él e iba a matarlo. Syo tragó saliva sin si quiera poder reaccionar por el shock.
Pero algo color negro se precipitó hacia ellos desde el exterior, rompiendo uno de los grandes ventanales. Erik se paró en frente de Syo y paró a la bestia con su garra, creando una onda expansiva que hizo que retrocediera ligeramente, mientras que los pupitres y las sillas comenzaron a caer. Con ese movimiento, Syo entró en razón, gritando.
-¿¡Pero qué cojones es ésto!?- Exclamó horrorizado. Pero se dio cuenta de lo que pasaba en sus narices. Justo delante suyo, protegiéndole, estaba Erik frenando a lo que parecía algo antropomórfico, color negro, con las orejas picudas y cuernos de carnero. Parecía un demonio.
-Vete.- Dijo costosamente el profesor, consiguiendo tomar ventaja sobre el demonio y lanzándolo con fuerza a un lado, incrustándolo en una pared. Aún alerta, y en frente de Syo, Erik se giró hacia él.
-Corre, Syo. Ahora.- Volvió a decir fríamente, con un tono serio, autoritario. Syo obedeció, levantándose precipitadamente y corriendo hacia la puerta. Afortunadamente había parado el terremoto y podía correr libremente, pero debido a los nervios no paraba de tropezarse. Y entonces se paró en seco, respirando fuertemente. Algo estaba mal y él lo sabía. No iba con su código de honor dejar aquello así, huir sin más. Él no era un cobarde y nunca lo había sido. Jamás se había dejado amedrentar por nadie, sabía cuidarse sólo y cuidaba de Shinobu. Y ella le había enseñado a ser valiente. Se giró durante un momento, viendo como el demonio y Erik luchaban enzarzadamente, y cómo el primero estaba venciendo a su profesor.
Él le había protegido a pesar de cómo le había juzgado. Si no hubiese sido por Erik, estaría muerto. Y pensaba recompensárselo. Asintió con la cabeza, sonriendo triunfalmente.
-Vamos allá.- Susurró, apretando los puños y quitándose la camisa de cuadros, lanzándola a un lado. “Si muero, moriré luchando”, pensó, sabiendo que poco tenía que perder. Y alcanzando de su lado un candelabro dorado, de aquellos que decoraban la lujosa Saint Paul, corrió hacia la bestia, que había arrinconado contra el suelo al mayor.
Y con un gran grito de guerra, aprovechando que el demonio estaba distraído, Syo consiguió clavar uno de los puntiagudos extremos del objeto en el costado, haciendo que éste exhalara un gran grito de dolor. Syo se quedó mirándolo con incredulidad, sin siquiera saber ni cómo no lo había matado antes de que le tocara, pero por otra parte Erik se deslizó, escapando de las garras de la bestia y tomando al menor por la cintura, hasta que de un gran salto se alejaron del dolorido monstruo unos metros en la inmensa aula.
-¿¡Pero qué narices te pasa a ti, enano!?-Le reprendió con furia el profesor, mirándolo directamente ante la mirada aún atónita de Syo. Este frunció el ceño milésimas de segundo después.
-¡¡Te he salvado!!- Le gritó de vuelta.- Si no fuese por mi, estarías muerto, señor de la garra.- Siguió desafiante. El profesor, atónito, miró su garra y la escondió detrás de su cuerpo, para volver a su tono furioso.
-No me has salvado, Syo. Le has enfadado aún más.- Contestó. Y entonces, ambos vieron desde su posición, paralizados y atónitos, como la bestia se alzaba, lentamente, como sus heridas se regeneraban y, finalmente, cómo rugía de un modo que helaba la sangre.
-... Mierda.-Susurró el joven, sintiéndose inútil, chasqueando la lengua.
-Sí, Fujioka. Mierda es la palabra.- Exclamó desesperado Erik. Suspiró fuertemente, avanzando un paso.-¿Quieres ayudarme?-Dijo, sin mirar al menor. Él se quedó extasiado unos instantes, pero reaccionó poco después.
-Sí, claro. Quiero ayudar.- Respondió Syo, decidido a hacerlo fuese como fuese.
-Entonces déjame besarte.
Syo entonces abrió los ojos. Mucho. Muchísimo. No se creía que le hubiese dicho eso, pero antes de que pudiese si quiera reaccionar, como ya había hecho antes, Erik se giró, tomando su cabeza con la mano aún humana, juntando sus labios con los del moreno con fiereza. Syo se ruborizó, sorprendido, pero volvió a notar como sus fuerzas flaqueaban, cómo todo su cuerpo dejaba de funcionar por momentos. Y, a la vez, pudo ver claramente como los ojos de Erik cambiaban de ese color verde esmeralda a un rojo fuego.

El mayor dejó gentilmente al moreno en el suelo, en un lado.
-Ésta vez te recuperarás más rápido.- Susurró ante el cuerpo desfallecido de su compañero. Se giró hacia el monstruo, que le miraba desafiante. Era terrorífico, pero Erik no se dejaba amedrentar. Sabía que era más fuerte.

-Y ahora, ven a por mi. Bichito.- Susurró con una sonrisa burlona.

25.8.14

Constantine: Mi nuevo amor a primera vista.

Ha pasado algo de tiempo desde que escribí la última vez. He estado de aquí para allí, yendo de un sitio para otro entre la mudanza y mis catarros. Porque en éste último mes he sido un catálogo de enfermedades, sí. No he visto anime ni nada, únicamente he nadado en mi mundo de AKB48 y he leído el manga de Akame ga Kill.
A parte de eso, estoy esperando fervientemente una serie que saldrá el próximo 25 de Octubre: Constantine.


Con su alma condenada al infierno John Constantine decide dejar su antigua vida atrás. Cuando los demonios fijan como objetivo a Liv, la hija de un viejo amigo, decide que va a hacer todo lo posible para salvarla. Armado con un basto conocimiento sobre las artes oscuras y un ingenio perversamente pícaro, Constantine descubre que Liv posee una segunda vista -la habilidad de ver el mundo detrás de nuestro mundo y predecir sucesos sobrenaturales- y se ha convertido en una amenaza para un misterioso nuevo mal que está emergiendo de entre las sombras, por el cual los ángeles están empezando a preocuparse. Es entonces que Constantine y Liv deben usar el poder y las habilidades de cada uno para viajar por el país, encontrar a los demonios que amenazan a nuestro mundo y enviarlos de vuelta a donde pertenecen.

Vi el capítulo piloto y me enamoré muchísimo. Sin duda, la seguiré porque está genial~~. Tiene terror, tiene comedia, tiene drama, lo tiene todo. Y la temática sobrenatural y de demonios y posesiones ya me encanta, así que os podéis imaginar. De momento no puedo decir nada más, ya que no ha salido aún la serie, pero quizás se coloque entre mis favoritas. Sin superar jamás a Sherlock.

Y por otra parte ya salió el mini album de mi amado Taemin, Ace. ¿Lo habéis escuchado? Probablemente haga alguna crítica o una review. A mi me encantó muchísimo y Danger es un vicio poco sano.
Con ésta mini entrada, me despido.


Bye bye~~

8.8.14

El hall de los husbandos 1.0

Me he comprado un ordenador nuevo asjdsadsjdiejfrje. Estoy demasiado feliz ;_;. El mío tenía ya seis añitos y estaba muy desgastado y roto por todas partes, pero éste es genial. Estoy contentísima con él y pienso cuidarlo muy bien~~.
También tengo escrito el nuevo capítulo de Red Noise. Tengo pensado crear un foro paralelo para ir colgando los capítulos y no llenar ésto mucho, ¿que opináis? c:

Vayamos al tema. He decidido crear algo que he decidio llamar...

El Hall de los Husbandos ♥

Básicamente voy a hacer una lista con todos aquellos personajes masculinos de anime a los que considero mis husbandos. O sea, mis maridos. O sea, que hdeuwhfre. Ya me entendéis.
No me entretengo más. No están puestos por orden de preferencia porque los amo a todos, así que lot of lóf y amorsh. Aunque he puesto en negrita mis favoritos.

Seto Kousuke
El típico personaje principal que casi no sale. Es alto y fuerte porque tiene muchos trabajos y es más bueno que el pan. Lo adoro.

Yato
Seré tonta pero me encanta reírme y los personajes que me hacen reír me encandilan. Yato es un dork absoluto y por eso me gusta mucho. Eso y poque su relación con Hiyori es ♥

Uta
No ha salido mucho, a decir verdad, pero también es otro dork como Yato. El típico infantil, curioso y que parece no tener emociones. Y su diseño es genial.

Tsukiyama Shuu

Es un pedazo de basura. Pero es MI pedazo de basura. Es ese personaje que es a la vez tu favorito y el que más odias. Está tan loco y tan ido de olla que me encanta.

Kageyama Tobio
KYAAAAAAAAAAAAAAAA *carraspea*. Vale, es posiblemente mi personaje favorito de ésta lista. Al principio es duro y frío y luego resulta que es adorable y siempre confñia en los demás. Un tsundere. Y amo a los tsunderes.

Oikawa Tooru

Es otro pedazo de basura pero más flojito. Es un troll de cuidado, que tras una imagen de soy super guay es un puto.

Araragi Koyomi

Calzonazos al canto. Realmente ni recuerdo por qué me gustó tanto, pero le sigo teniendo mucho cariño.

Gareki

Tsunderes. La clave son los tsunderes, chicas. Los tipos serios que tienen una probable relación homosexual con un amigo o compañero más bajito que ellos. Sé de lo que hablo. Me encanta Gareki.

Gilbert Nightray

ES TAN SUMAMENTE ADORABLE. Me gusta muchísimo y cuando vi el anime me pareció extremadamente sexy. Y sigue siendo uno de mis personajes favoritos de anime hoy en día, cuatro años después.

-Que no se note que he elegido las fotos más oms que he encontrado-
Creo que me van los hombres malotes. Y Seto es la excepción que confirma la regla.


¿Qué os parecen? ¿Os gustan estos personajes masculinos u os gustan otros? Contadme si tenéis algún husbando y quién es en los comentarios~.


Bye bye~

5.8.14

Red noise {Nuevo fanfic YAOI} 1. - Casualidades y Rock

Heeeeyy c: Pues hoy estoy on fire. Resulta que me he dedicado la tarde a escribir este fanfic yaoi. Me gusta muchísimo el género, me parece una preciosidad, así que quise hacer algo por el estilo. Voy a ir colgando por aquí los capítulos, pero si queréis seguirlos más (lo publicaré antes allí) os dejo el link para leerlo en Amor Yaoi~.
Link!
El fanfic se llama Red noise. Es completamente original y creo que os gustará porque, sin perder mi estilo, sigo metiendo temas sobrenaturales.
AVISO QUE TIENE UN ALTO CONTENIDO SEXUAL, ASÍ QUE ABSTÉNGANSE MENTES SENSIBLES.

Syo Fujioka es un estudiante cualquiera de Literatura en la universidad privada Saint Paul. Ama el rock con toda su alma y es una persona más bien solitaria, pero todo cambiará el día que se encuentre con la persona que cambiará su vida.
Syo se verá involucrado en un mundo que jamás sospecharía ni que existía.



Capítulo 1. - Casualidades y rock



El hombre de cabello blanco llenaba de besos y caricias el cuerpo de su compañera, completamente desnudo, postrado sobre una cama de sábanas blancas de algún hotel de poca monta. Ella cerraba los ojos, excitada, sin poder evitar que de su boca saliesen inconfundibles ruidos que le indicaban a su amante en qué momento se hallaba. Y él, sin cesar en su acto y colocado sobre ella, le daba lo que quería. Sin amor, o siquiera un atisbo de cariño, besó los labios de la joven de cabellos negros y ojos azulados, para después retirarse su propia ropa interior, quedando ambos desnudos y, finalmente, hacerle el amor de una forma que ella jamás habría experimentado.

Y, mientras ella se derretía de placer, enterrando su cabeza en el cuello del atractivo hombre de cabello blanco, éste seguía con aquel rostro impasible.

-Vlad... Vlad...- Susurraba ella, empezando a experimentar el momento álgido, el cúlmen de la relación, más y más fuerte. Él cerró los ojos, intentando despejar cualquier pensamiento de su mente.

“... Odio ésto”, se dijo a sí mismo abriendo de nuevo sus orbes, mientras estos pasaban de un tono verdoso al rojo sangre.



~



La muchacha reposaba, dormida y agotada, sobre la cama del mugriento hotel. Era una chica joven, de unos 18 o 20 años, de pelo largo y negro, de cuerpo pequeño y delicado, de ojos azules y grandes en esos momentos cerrados. Por su parte el muchacho del cabello blanco, miraba por la ventana, apoyando sus codos en la repisa. Él era un hombre alto, fuerte, atractivo. Su pelo de aquel color tan particular, rebelde y alborotado caía a su libre albedrío por su rostro, haciendo que éste lo retirara con una mano, echándolo hacia atrás. Únicamente llevaba puestos sus vaqueros, dejando su pecho al descubierto. Pero a pesar de que debería estar contento, que debería estar satisfecho con lo que acababa de hacer, su rostro se mantenía triste. Sus ojos volvían a ser verdosos, parecía más calmado. Pero debía huir de allí antes de que le encontraran. No valía ya con moverse a lo largo del continente Europeo, debía huir más allá. Lo sabía.

Chasqueó la lengua y sacó del bolsillo de pantalón un paquete de cigarros y un mechero. Sacó un cigarrillo y se lo puso en la boca, encendiéndolo para dar una gran calada. Pensaba en dónde debería ir, en qué debería hacer, en cómo debería actuar.

-Japón.- Murmuró, expulsando el humo de su boca y nariz. Japón era la mejor opción para él. Allí no le buscarían, por lo menos de momento. Japón sería su destino, así lo había decidido.

Miró al cielo estrellado durante unos segundos, sonriéndose a sí mismo. Tiró el cigarro que acababa de encender por la ventanilla y miró a la chica, que aún dormía, con cierta ternura. Se acercó a ella y se sentó en la cama, a su lado, acariciando su largo cabello. Esbozó una mirada triste.

-Lo siento mucho, Nadja. Estarás unos días enferma, pero se pasará pronto. Te lo prometo.- Susurró casi a sí mismo, inclinándose sobre ella y depositando un beso en su nuca. Seguidamente, se levantó y se puso la camiseta color gris que había llevado puesta, además de una gran mochila. Fue hacia la ventana y suspiró, saltando por ella desde el quinto piso del hotel.



“No me vais a encontrar, hijos de puta”







-Syo~- Canturreaba una voz femenina, proveniente de una chica de cabello rojo, atado en dos coletas bajas con dos lazos blancos y el flequillo retirado hacia atrás, de ojos grisáceos, de estatura media y cuerpo un tanto escultural, pero extrañamente infantil. Estaba inclinada sobre un chico de pelo negro, que dormía recostado sobre sus propios brazos en una mesa, sentado en la silla de la misma. Ambos estaban en una clase enorme llena de mesas y sillas, una clase de la Universidad Saint Paul, una institución privada situada en Tokio, Japón.

-Syo-chaaan~- Volvió a decir la muchacha, colocándose en frente del chico, al otro de la mesa, y agachándose para ponerse a la altura de su amigo. Empezó a tocar la cabeza de él con su dedo una y otra vez, mientras repetía lo mismo.

-Syo-chan, Syo-chan, Syo-chan...- Canturreaba, divirtiéndose con la escena. Finalmente el muchacho se incorporó de un golpe, con una mirada absolutamente enfadada, frunciendo el ceño.

-¡¡Que estoy despierto, Mizuki!!- Gritó, casi matándola con la mirada. Se quedó muy quieto, notando como las miradas de todos los compañeros que charlaban en rincones de la clase se giraban hacia él. Y, todo el mundo suspiró y volvió a lo suyo al ver que había sido él el que había gritado.

“Pero qué problema tiene ésta gente...”, murmuró Syo Fujioka. Se recolocó con un gesto de pocos amigos su cabello negro, corto pero ligeramente largo, con un flequillo ligeramente de lado, pero que le acababa cubriendo casi toda la frente por mucho que intentara evitarlo. Sus ojos amarillentos miraban de un lado a otro, para posarse de nuevo en su amiga pelirroja, que le miraba con una sonrisa triunfal y burlona.

-... ¿Qué?- Dijo Syo, exasperado por el comportamiento infantil de su amiga de la infancia, Mizuki Saito. A veces le parecía que había una diferencia abismal entre los dos, a pesar de que ambos tenían 20 años. Pero, aunque ella pareciera más pequeña mentalmente, él lo parecía físicamente, así que se compensaban. Mizuki negó con la cabeza y se sentó en el pupitre de la izquierda.

-Na~da~. ¿En qué estabas pensando? Se te veía muy concentrado.- Le contestó burlona, inclinando la silla hacia atrás y manteniendo el equilibrio con ella.

-Estaba dur-mien-do.- Insistió el segundo, separando las sílabas exageradamente, mirando al frente.

-Venga, va. Nos conocemos, Syo. ¿Algún concierto interesante en el bar ese al que vas, no?- Contestó Mizuki. Y había dado en el clavo, lo sabía y su gesto triunfal lo delataba. Porque nada más decir eso, notó que por la espalda de su amigo corría un escalofrío, se sonrojaba y la miraba con emoción, con ese brillo especial en los ojos. Ella suspiró y se ajustó la falda corta de cuadros azules y la blusa blanca que llevaba, bastante provocativa.

-Se llaman Wild Century y son geniales.- Respondió Syo casi por lo bajo. No se avergonzaba de estar tan emocionado, pero sí de que ella lo adivinara tan rápidamente, como siempre lo hacía. El muchacho solía ir muchas noches a un local llamado The only ones, escondido en Shinjuku, donde diariamente actuaban grupos de rock que él adoraba. Era un fanático de la música de ese estilo, adoraba la música y ese era su sitio preferido.

-Podrías faltar algún día e irte con nosotros al karaoke o algo~.- Respondió con una dulce sonrisa su amiga. En realidad, ella estaba preocupada por lo sólo que le gustaba estar a su mejor amigo. Ella era una persona muy social, simpática, todo el mundo la quería y solía quedar con la gente de su clase después de una jornada de clases. Pero Syo era diferente, él adoraba estar solo con su música y nadie más. Por eso el chico negó con la cabeza.

-Ya sabes que no me gusta. Y además, si fueses menos al karaoke y estudiases más, no te habrían quedado dos asignaturas el semestre pasado.- Contestó el moreno con tono acusador, inclinando una ceja y señalándola de repente, a lo que ella respondió sobresaltada. Y de la sorpresa perdió el equilibrio en su silla, haciendo que su cuerpo cayera sin remedio al suelo. Todo el mundo se levantó corriendo a ayudarla, pero Syo permanecía ahí impasible, en frente suyo, con un gesto aburrido. A Mizuki siempre le pasaba lo mismo, después de todo. Se emocionaba y se caía de la silla, por jugar.

“Cabeza de chorlito...”, pensó el chico con cariño, sonriéndose. Realmente la quería con locura, pero era simplemente demasiado metomentodo. No le haría cambiar de opinión, porque él sabía que aquella noche sería especial. Quería ver urgentemente a Wild Century, y los vería en el bar de siempre.







Syo suspiró, mientras observaba emocionado la puerta de hierro que daba al bar The only ones, que estaba bajo tierra. Estaba situada en medio de Shinjuku, entre varios locales de bares y algún restaurante de comida rápida. El ambiente era oscuro, pero animado y lleno de luces. Aunque era normal, después de todo estaba en el barrio de las mafias. Vestía unos vaqueros oscuros, unas converse color negro, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra. Era Octubre y empezaba a hacer frío, por lo que había apostado por vestir más abrigado, aunque dentro con la emoción sabía que tendría calor. La gente comenzaba a entrar por la puerta, que se encontraba abierta. A la derecha de ésta había un cartel que, en letras rosa fucsia, decía “Wild Century”. Hinchó sus pulmones de aire y lo expulsó, disfrutando de aquel momento que amaba, al mismo tiempo que alguien lo empujaba desde atrás.

-¡Avanza, enano!- Gritaba un hombre de mediana edad, calvo y ancho. Él frunció el ceño. Odiaba que le llamaran enano. Era verdad que sólo medía 1'72, que era de corta estatura para ser un chico, pero era medianamente masculino. O quizás no, pero le gustaba pensar que sí. Suspiró y avanzó, entrando al local.

-¡Pero sin empujar!- Gritó de vuelta el chico de pelo negro.



~



El local era oscuro, en tonos granates y de suelo negro. Tenía numerosas mesas y sillas en el fondo de la sala, justo en frente del modesto escenario. A la izquierda de las sillas, en el fondo igualmente, estaba la barra del bar. El concierto ya había empezado, así que Syo tenía claro que hacer, rápidamente se colocó detrás del todo de la multitud, viendo emocionado como uno de sus grupos favoritos tocaba una canción cañera.

Él quería ser así. Era guitarrista y sabía cantar, y quería fervientemente estar en un grupo, ser famoso, pero tenía un gran problema. Su miedo escénico no le dejaba moverse en el escenario, se quedaba parado en medio, sin mediar palabra, sin poder hacer nada. Tenía demasiadas malas experiencias.

Pero en aquel momento nada le importaba. Sólo él y su música, así que como si de un niño pequeño se tratara comenzó a saltar y cantar los versos de la canción al mismo tiempo que los demás fans. Algún día llegaría no sólo a The Only One, con su grupo, si no al Saitama Arena o al Tokyo Dome. El Tokyo Dome... era como un sueño para él.



Y, en uno de los saltos notó que empujaba a alguien, a un cuerpo grande y duro. Se paró y rápidamente, sin decir nada más, se giró hacia aquella persona, preocupado.

-¡Lo siento!-Exclamó, inclinándose.

-¿Pero no tienes cuidado o qué?- Respondió inmediatamente la otra persona con desprecio, con un gesto de asco. Syo se incorporó frunciendo el ceño, enfadado por el trato.

-Eh, tío, relájate un...- Pero no pudo decir nada más. Se quedó mudo. Vio a aquel hombre, un tanto más alto que él, y se cortó todo el genio que iba a sacar de un momento a otro. Aquel chico con el que había chocado tenía el cabello blanquecino, alborotado. Su piel blanca y sus ojos verdes le hipnotizaron, haciendo que se quedara sin palabras.

Ese chico tenía algo especial. Su aroma, quizás. Pero le embriagaba, le dejaba sin palabras. Notó que sus mejillas se encendían al mirarle, y vio que él también se quedaba sin palabras por un momento, sorprendido. No se podía mover y no sabía por qué.

-E-Esto...- Susurró el chico de pelo negro. Pero el segundo esbozó un gesto burlón, ladeando la cabeza.

-¿El golpe te ha dejado tonto, enano?- Preguntó con picardía. Y Syo parpadeó un par de veces, para cerciorarse de que había oído correctamente. Frunció el ceño, malhumorado. Le daba igual lo que le causara aquel engreído en ese momento.

-¿A quién llamas enano, imbécil?- Respondió, encarándose. Mientras tanto, el otro se encogió de hombros.

-Claramente a ti. Eres tú el que me has empujado y encima has derramado mi bebida.- Y suspiró, mientras Syo le miraba aún perplejo. Era verdad y no se había dado cuenta hasta ese momento. Parte de la camisa grisácea que el chico llevaba estaba mojada. Pero aquello no le amedrentaría, para nada, ya que aquel tío seguía siendo un irrespetuoso. Se acercó un paso hacia él, encarándose aún más y cada vez más enfadado.

-Es culpa tuya por meterte en un sitio dónde la gente salta y tal.- Siguió contestando Syo con tono irónico, haciendo que el otro chico arqueara una ceja, señalando al chico moreno.

-¿Disculpa? Eres tú el maleducado. Cómprame otra cerveza.- Y Syo apretó los dientes y los puños. No se iba a dejar.

-A ti no te compro nada, tío.- El albino suspiró, desesperado por el comportamiento del menor.

-La juventud de hoy en día está podrida. Cómprame una cerveza, chaval.- Y entonces fue él el que se inclinó sobre Syo, amenazadoramente. Una lucha de miradas que hacía que saltaran chispas surgió entre los dos, haciendo que algunos de alrededor se giraran a mirar.

-Joder, está bien. Sólo para no armar aquí una pelea, que quede claro.- Terminó por decir el moreno, suspirando, poniendo los ojos en blanco y avanzando con furia hacia la barra. Por otro lado, el otro chico se sonrió a sí mismo, siguiéndole.



~



-Aquí tienes tu puñetera cerveza.- Gruñó Syo, dándole una gran jarra al chico de pelo blanco, que reposaba sobre la barra con gesto triunfador. Le dio un gran sorbo, apartándose después el cabello, mientras el menor le miraba aún enfadado.

-Olvidado entonces, enano. ¿Te han pedido el carné de identidad o algo?- Preguntó mirando hacia otro lado, haciendo que Syo arqueara una ceja.

-Pero tú de qué vas tío...- Susurró, para después apartar la mirada avergonzado.- Sí. Pero soy mayor de edad.

-¿¡En serio!? Quien lo diría.- Exclamó sorprendido y a carcajadas.

-Cállate.- Le ordenó el moreno. Pero aun así, aunque aquel tío le pareciese un imbécil, no podía evitar seguir sintiéndose embriagado por el aroma y el atractivo de él. Syo, que nunca se había planeado su sexualidad. Se sentía tan extraño. Se quedó mirándole hasta que éste cambió su expresión, hasta que pasó de estar sereno y burlón a nervioso y preocupado.

-¿Qué te ha picado...?-Preguntó Syo, pero rápidamente el albino le tomó de la muñeca, arrastrándole a la salida.- ¿¡Eh!? ¡Tío, suéltame! ¿Qué narices te pasa?- Exclamó, entre asustado y receloso, intentando zafarse de la mano del otro. Pero no podía, tenía mucha fuerza.

-Estate quieto, enano.- Le ordenó con seriedad el chico de pelo blanco. Entonces salieron al exterior y se alejaron unos metros de allí, soltándole.

Nada más soltarle y que Syo comprobara que su muñeca no estaba rota, comenzó a gritar.

-¿¡Pero de qué vas!? ¿¡A qué ha venido eso!? Si eres un atracador te juro que te denunciaré y...- No le dio tiempo a acabar la frase, pues el otro le tapó la boca, arrinconándole contra la pared.

-Escucha. Había un carterista, ¿vale?- Contestó fríamente, nervioso y malhumorado. Syo se liberó, volviendo a gritar. Pero el otro chico no parecía hacerle mucho caso y, en su lugar, miraba a todos lados en alerta.

-¡Pues denunciamos a la policía!- Volvió a alzar la voz el moreno, mirando a todos lados alarmado.

-¿Cómo te llamas enano?- Preguntó de pronto. Syo parpadeó un par de veces, perplejo, manteniéndose quieto por primera vez en toda la noche. No le entendía definitivamente, no sabía de qué iba y comenzaba a resultarle sospechoso. Quería correr, pero una vez más aquel olor embriagador hizo que se calmara.

-Syo Fujioka.- Respondió obedientemente. El hombre por fin le miró, clavando aquellos orbes tan atractivos en los ojos amarillentos de Syo, haciendo que éste se paralizara.

-Vale. Lo siento mucho, Syo-kun.- Dijo aún serio, frío, calculador, casi inquietante. Syo arqueó una ceja, a punto de decir “¿eh?”, sin saber por dónde saldría esa vez el misterioso albino, pero antes de que pudiese gesticular palabra, aquel chico le aprisionó aún más contra la pared, juntando los cuerpos de ambos, mientras elevaba su barbilla con una mano y finalmente le besaba ardientemente. Pero no era un beso cualquiera, si no un beso apasionado, una explosión. El moreno se quedó ahí quieto, con el flequillo largo casi tapándole sus orbes, que hacían notar su estado de terror y perplejidad. Cerró los ojos sin poder moverse, debido al aroma del mayor. Pero conforme se extendía más el beso, notaba que sus fuerzas iban flaqueando, que su cuerpo fallaba, que perdía toda energía. Como si estuviesen absorbiendo su alma, como si fuese a morir.

Y no quería morir.



Lo último que pudo ver fue como los ojos verdes de aquel extraño hombre, posados sobre los suyos, se volvían de un rojo fuego. Y cómo todo se volvía negro, profundo e infinito.

Como si estuviese muerto.



Pero quizás no estaba mal morir en ese momento, después de todo.

Myuubi! 「Martes Musical」: +♂

Parece que lo único que posteo últimamente son Myuubis, madre mía. Es que no sé que me pasa, pero estoy que no me concentro y muérome. Ya iré subiendo cosetas y tal, no me matéis.

Pero sí, como cada Martes, vuelvo con un nuevo Myuubi. Y, nuevamente, ¿qué ochinchins es un Myuubi?

Myuubi es un acrónimo de la frase "Myuujikaru Kayoubi" (ミュージカル火曜日, literalmente Martes musical). Y, como sabréis por el anterior Myuubi, es un espacio de recomendación de canciones.
Así es. Os recomiendo canciones, las escucháis y os encantan. Y a mi me encanta que os encante.
Y esta semana la recomendación es otra canción de Vocaloid que he estado escuchando muchísimo en estos últimos días:  +♂


¿Recordáis que la otra recomendación fue Luvoratorrry? Pues éste es el mismo producer: Giga-P. Por si no se nota, es mi producer favorito así que.
Es otra canción maquinotilla, muy parecida a Gigantic O.T.N, igualmente de sexual. Bueno, un poco menos. Os dejo la canción con Len y mi cover favorito, por la genialosísima 95neko~~


No es el vídeo original, pero es que con Len está vetado de Youtube...

*Ruidos de fangirl*

¿Qué os parece? Yo estoy muy MUY enganchada. Y, a riesgo de parecer mala persona, espero que a vosotros tampoco os salga de la cabeza.
¡Porque no es para menos!


Bye bye~~


3.8.14

Ya estoy aquíiiiiiiiii~

Awww ¡¡Por fin libre!! ;_;. Estoy ya hasta las narices de tanta caja y cosas que hacer. Me mudé ayer a mi nueva casa y desde entonces ha sido un no parar, por lo que ni he escrito nada, ni he dibujado ni leches en vinagre. Tendríais que matarme lentamente y para que sufra.
Pero ya está todo más o menos ordenado y bien, así que estoy emocionada. La semana que viene compraré un nuevo ordenador portátil, por lo que tendré más posibilidades que con la patata ésta que se sobrecalienta y va mal. En cuanto pueda, seguiré con Hell's Gate (que lo he abandonado un poco) y me pondré con dos nuevos fics que creo que os gustarán.
Y cómo soy buena, os haré un pequeño adelanto de cada uno. Sin mencionar nombres ni nada.

El primero tendrá que ver con el mundo Idol de Akihabara. La historia girará alrededor de una ruda estudiante de universidad que para pagarse los estudios debe fingir tener 17 años y será una Idol aclamada en los ambientes más "indie" de la industria Idol. Pero todo cambiará cuando se encuentre con un famoso Idol famosísimo en todo Japón.

El segundo es más ida de olla. Aliens, misterio, todo muy estilo Hell's Gate en el sentido de pelea, ciencia ficción y fantasía, pero con otros tintes. La historia se situará algunos cientos de años en el futuro, dónde tras una gran guerra La Tierra se ha visto reducida a fauna salvaje, menos una ciudad en la zona Norte de Francia y una base militar/policíaca en sus subterráneos... Dónde humanos y aliens de todas partes del mundo colaboran para erradicar a los criminales en la galaxia.


Ya me diréis que os parecen~~. La primera la tengo ya muy planeada, pero la segunda queda por pulir muchísimo. Aun así, espero que os gusten mucho las dos sinopsis. ¡No olvidéis mostrarme vuestras opiniones en los comentarios!

Me retiro a seguir viciándome a Haikyuu!! Por fin he podido volver a ver anime y omg, estoy muy enganchada. Ya voy, mis niños ♥♥♥



Bye bye~